Según explicó la jueza vocera del Juzgado de Familia, Mae Valdebenito, se ha suscrito este convenio con el fin de “cumplir con el deber que tiene el Estado de Chile y sus agentes en cuanto a darle protección a las mujeres víctimas de violencia de género, cumpliendo con el deber y el estándar de debida diligencia que se establece en la Convención Belem do Pará, que también ha sido señalado en la Recomendación 19 del Comité de la CEDAW, y además ha sido reafirmado en múltiples sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que se traduce en la obligación de todos los organismos del Estado de no poner trabas si no que facilitar la investigación, protección a la víctima y sancionar la violencia contra la mujer”.
“Sin duda esta alianza que hoy reforzamos con el Tribunal de Familia de Antofagasta nos permitirá ampliar nuestro radio de acción como Servicio y acercarnos a las mujeres que se atreven a denunciar a quienes las agreden porque es tras esta decisión que toman las mujeres deben estar más acompañadas que nunca, y por eso pondremos nuestros mayores esfuerzos en orientar, defender sus derechos y propender a un juicio justo con perspectiva de género”, dijo la directora regional del SernamEG, Pamela Astete Chacón.
Este convenio, creado originariamente en marzo de 2019, junto con incorporar una mayor cantidad de horas de atención presencial y de forma remota en algunos casos, genera un vínculo de acción inmediata para derivar mujeres a los Centros de la Mujer y las Casas de Acogida según los cupos que deben ser informados regularmente.
Día Internacional de la Mujer
La magistrada Mae Valdebenito destacó que este convenio se pueda suscribir en un día de relevancia mundial, “que fue establecido en acuerdo alcanzado por la ONU en 1975, y que conmemora la incansable lucha por alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres dados los patrones estereotipados de comportamiento, así como las prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación de la misma frente a los hombres”.
Destacó además que “la violencia contra la mujer no es un problema familiar, ni tampoco una enfermedad de quien realiza estos actos, sino un problema social que es calificado en el preámbulo de la convención de Belem do Pará como una violación de los derechos humanos de la mujer ya que limita total o parcialmente sus libertades fundamentales y el reconocimiento, goce y ejercicio de estos derechos, de modo que para erradicar, sancionar y prevenir dicha violencia no basta sólo la acción de una institución u organización si no que se necesita el trabajo mancomunado de la sociedad, tomar conciencia sobre la gravedad de esta temática y exponer los arraigados y perniciosos estereotipos de género que permiten, en algunos casos avalan y dan pie a que se sostenga en el tiempo esta violencia contra la mujer.