El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Blanco Herrera, encabezó hoy una nueva ceremonia de juramento de abogados y abogadas. En su discurso, el ministro destacó que el ejercicio de la abogacía trasciende lo técnico, convirtiéndose en una función esencial para la convivencia pacífica y el desarrollo de la justicia social en el país.
Durante su alocución, la autoridad judicial vinculó el compromiso de los nuevos profesionales con la conmemoración del Día Internacional de la Solidaridad Humana de las Naciones Unidas, enfatizando que el Derecho debe ser una herramienta viva que responda a las necesidades de las personas. "La solidaridad se manifiesta como un postulado estructurante del sistema jurídico, presente en la protección de los derechos humanos y en el deber del Estado de asegurar un acceso real y efectivo a la justicia", señaló.
Asimismo, el presidente Blanco Herrera hizo una reflexión sobre la vigencia del sistema normativo nacional, refiriéndose específicamente a la necesidad de repensar un modelo penal acorde a los tiempos actuales. En este sentido, instó a los nuevos juramentados a ser garantes de los derechos fundamentales frente a los nuevos fenómenos delictivos. “Hoy la sociedad nos exige un derecho penal que responda a nuevas formas de ilicitud —como el crimen organizado, delitos económicos, ambientales, informáticos o de género— y que incorpore las garantías y prerrogativas que consagran la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos”.
Al finalizar la ceremonia, el ministro recalcó la importancia de la ética profesional, instando a los profesionales a actuar con honestidad, lealtad y plena conciencia de los fines últimos de la justicia: “La abogacía no es únicamente una profesión técnica ni un ejercicio individual de conocimientos especializados. Es, ante todo, una función social”.