1° Juzgado de Familia de San Miguel brindó emotiva despedida a jueza Ángela Arap tras 50 años en el Poder Judicial

17-noviembre-2025
Tras 51 años de carrera en el Poder Judicial, la jueza del 1° Juzgado de Familia de San Miguel Ángela Arap Aiquel recibió una emotiva despedida tras cesar sus funciones en el Poder Judicial, momento en que estuvo acompañada por sus colegas, funcionarios y familiares.

Tras 51 años de carrera en el Poder Judicial, la jueza del 1° Juzgado de Familia de San Miguel Ángela Arap Aiquel recibió una emotiva despedida tras cesar sus funciones en el Poder Judicial, momento en que estuvo acompañada por sus colegas, funcionarios y familiares.

La magistrada Arap ingresó al Poder Judicial en 1974 como oficial segundo del 1° Juzgado de Menores de Santiago. En 1980 fue nombrada jueza del Juzgado de menores de Curicó y, en 1995, asumió como jueza del Juzgado de menores de San Bernardo.

En 1996 se trasladó -en el mismo cargo- al 1° Juzgado de Menores de San Miguel, para luego ser nombrada, en 2005, jueza del 1° Juzgado de Familia de San Miguel, cargo en el que permaneció por 20 años.

El administrador (s) del tribunal, Carlos Sotomayor, señaló respecto a la magistrada que “su labor se caracterizó por la prudencia, la empatía y la firme defensa de la dignidad humana. No podemos dejar de reconocer que su experiencia y liderazgo han sido pilares para la modernización de la justicia de Familia, contribuyendo a que nuestros tribunales sean espacios más cercanos y sensibles a las realidades sociales. un legado que permanecerá en cada resolución justa, en cada vida transformada y en cada colega que aprendió de su ejemplo. Su historia nos recuerda que la justicia no es solo una función, sino una vocación que se ejerce con integridad y humanidad”.

En tanto, la magistrada Arap comentó que “en el año 80 llegué a Curicó como jueza en un tribunal el que tuvimos la tarea de iniciar desde cero. Más tarde continuar en San Bernardo y luego en San Miguel. Siempre competencia en común, también con jóvenes infractores, buscando hacer justicia, con empatía, sin perder la mirada humana detrás del expediente. El año 2005 marcó un nuevo comienzo cuando ingresé a los tribunales de Familia (...) Como suelo decir, volvimos sin anestesia a un sistema completamente nuevo, oral, dinámico, más cercano, más exigente, pero también más humano. Y ha sido aquí, en estos tribunales, donde he vivido los últimos 20 años de mi carrera compartiendo con un equipo excepcional compuesto por colegas, funcionarios, jefes de unidad, a quienes agradezco sinceramente por su compromiso, cariño y colaboración”.

“Me voy tranquila con la satisfacción del deber cumplido y con la certeza de haber hecho lo mejor posible con las herramientas que tuve a mi disposición. Gracias sinceramente por haber sido parte de esta historia y gracias sobre todo por seguir construyendo día a día una justicia más humana, más cercana y más justa para todos”, finalizó la magistrada.

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