La virtud de la lealtad, comprendida como una exigencia estructural del orden jurídico y no como una disposición o valor personales, fue el tema abordado en el discurso pronunciado por la presidenta (s) de la Corte Suprema, Gloria Ana Chevesich, en una nueva ceremonia en que 88 postulantes juraron como abogados y abogadas ante el máximo tribunal.
“Jurar o prometer como profesionales letrados es jurar o prometer integrarse a una función institucional que forma parte del diseño republicano de justicia. Por eso, en Chile, el título profesional lo otorga la Corte Suprema. Porque la abogacía no es una profesión privada, aunque se ejerza muchas veces en el ámbito privado: es, en su esencia, una actividad pública, cuyos fines no se agotan en la satisfacción del interés particular” señaló la autoridad judicial.
La ministra Chevesich dijo que la lealtad permite a la profesión legitimarse ante la ciudadanía. “El vínculo entre abogado y cliente es un acto de confianza profunda. Sin esa lealtad, el acceso a la justicia es una promesa vacía”.
Respecto a la lealtad con el adversario, la presidenta(s) expresó que la “exigencia se vuelve noblemente paradójica. En el Derecho, no es una cortesía: es una regla de civilización (…) Quien engaña, tergiversa o distorsiona puede ganar una batalla, pero pierde su capital más valioso: la reputación. Y en esta profesión, la confianza es todo” recalcó.
Agregó que “ser confiable no es un lujo profesional: es una necesidad estratégica y un imperativo ético”
Asimismo, destacó la importancia de la lealtad con la judicatura y la administración de justicia. “Cuando un abogado o abogada falta a la verdad ante el tribunal, no solo comete una falta deontológica: mina la legitimidad de la judicatura. Erosiona su imparcialidad. Y siembra desconfianza en el sistema” subrayó la ministra Gloria Ana Chevesich.
“Porque el Derecho no se sostiene solo en normas: se consolida en la confianza” finalizó.