Con una ceremonia póstuma y la instalación de dos placas recordatorias, el Juzgado de Garantía de Talagante realizó un sentido homenaje al juez Héctor Osorio, fallecido en el periodo de pandemia, y a quien fuera administrador del tribunal, Roberto Muñoz Castillo, que se mantuvo en funciones hasta agosto de 2023.
En la actividad estuvieron presentes el ministro de la Corte Suprema Diego Simpértigue Limare, la presidenta de la Corte de Apelaciones de San Miguel, María Alejandra Pizarro Soto; la directora de la dirección de Bibliotecas del Poder Judicial, Erika Fuentealba; jueces y juezas; funcionarios y funcionarias del tribunal junto a familiares y amigos de los homenajeados.
Con una extensa carrera judicial, el magistrado Héctor Osorio y el administrador Roberto Muñoz se desempeñaron en el Juzgado de Garantía de Talagante desde sus inicios, con la entrada en vigencia de la reforma procesal penal en el año 2005. Como una forma de mantener vivo su recuerdo, se instaló una placa en sala de audiencias número uno del tribunal con el nombre del juez y otra en la sala de reuniones recién inaugurada en honor del exadministrador, espacio que fue habilitado con libros de consulta aportados por la Dirección de Bibliotecas de y la asociación regional de profesionales del Poder Judicial (APRAJUD).
El juez presidente (s) del Juzgado de Garantía de Talagante, Christian Cáceres, explicó que “la idea de recordar al magistrado Héctor Sepúlveda, que falleció en período de pandemia y a don Roberto Muñoz Castillo, quien fue nuestro administrador y falleció hace un año en circunstancias muy inesperadas. Era precisamente un anhelo de los colaboradores y funcionarios del tribunal, de los magistrados, para mantener el recuerdo de ellos en algo que fuera físico y que nació de ellos. En el caso de Roberto, justamente la palabra reunión lo representa totalmente y por eso la sala de reuniones lleva su nombre, un lugar en que le gustaba convocar a su gente y no sólo convocarlos para el quehacer diario, también motivarlos, empujarlos a hacer cada día su trabajo de manera muy alegre, muy responsable, muy comprometida, con mucha mística y honesto”.
“Por otro lado, cuando nació la idea de dar un nombre a un lugar del tribunal, de común acuerdo y de manera espontánea nos surgió la sala uno, para nosotros la sala de detención, porque al magistrado Héctor Osorio le gustaba justamente su labor jurisdiccional, le gustaban muchos los controles de detención porque ahí desplegaba todo su conocimiento jurídico, con su sabiduría, su sapiencia, con su ingenio para resolver lo que hubiese”, agregó.
En tanto, la actual administradora del tribunal, Erika Ormazábal, puntualizó que “yo llegué el año pasado, desde octubre, haciendo un interinato justamente por reemplazo del sensible fallecimiento de Roberto, quien era el administrador que partió con la reforma procesal en este tribunal y en las primeras reuniones que hicimos de coordinación, una de las cosas que más sentían los funcionarios, era que no habían podido cerrar el ciclo, no los habían podido despedir en forma porque el magistrado Osorio, por ejemplo, falleció justo en pandemia del covid, cuando no podían ir a despedirlo a un cementerio, entonces no habían podido cerrar el ciclo. El año pasado la corporación administrativa los apoyó con profesionales para que pudiesen hacer terapias de duelo pero esto era muy importante para cerrar el duelo. Con esto los vamos a tener siempre, ya estaban en los corazones, pero con esto los vamos a tener siempre físicamente en el edificio. Entonces, es súper importante para todos los funcionarios que les tenían mucho cariño. Lo que siempre ellos nos han transmitido es que las dos personas tenían una calidad humana súper importante, que a veces con el día a día cuesta que todos a nivel Poder Judicial lo puedan tener, ellos lo tenían se daban el tiempo de salir más tarde si era necesario para escuchar a cada funcionario”.