Presidente Ricardo Blanco: ”La versatilidad de la profesión no nos puede hacer perder de vista la esencia de ser abogado”.

26-enero-2024
La intermediación, la conducción de negociaciones, la planificación y diseño de instituciones, la organización de empresas, los proyectos de una estrategia comercial o comunicacional requieren el dominio de conocimientos y habilidades que exceden lo propiamente jurídico y la litigación. Con todo, la versatilidad de la profesión no nos puede hacer perder de vista la esencia de ser abogado”.

El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Blanco Herrera, aseguró a las y los nuevos abogados que pese a los desafíos que la modernidad le entrega a los profesionales, la esencia del derecho deben seguir incólume en la relación de cliente y asesor. 

En una nueva ceremonia de juramento de abogados, en que juraron 88 personas, la autoridad destacó que:  “La actividad del abogado consiste en brindar asesoría jurídica, asumir la representación y patrocinio, y en general, el resguardo de los intereses del cliente. Esta definición general de la actividad del abogado permite advertir que la defensa de tales intereses puede plasmarse en diversas formas de actuación, marcada por una adecuación al caso concreto que muchas veces requiere hacer uso de conocimientos y competencias de otras disciplinas. La intermediación, la conducción de negociaciones, la planificación y diseño de instituciones, la organización de empresas, los proyectos de una estrategia comercial o comunicacional requieren el dominio de conocimientos y habilidades que exceden lo propiamente jurídico y la litigación. Con todo, la versatilidad de la profesión no nos puede hacer perder de vista la esencia de ser abogado”.

“Así la defensa de los intereses de los clientes implica asumir deberes fiduciarios. Estos compromisos se traducen en una serie de normas de conducta a las que los abogados se deben sujetar, tales como, sostener y conducir una relación personal con el cliente; emplear como directriz de actuación la prevención de riesgos para que jamás se transgredan los cometidos profesionales; desempeñar el encargo con eficacia y empeño; no asegurar ni comprometer un resultado exitoso, pues, como se sabe, las obligaciones del abogado son básicamente de “medios” y no de “resultado”; informar al cliente los riesgos y alternativas de acción, sin generar falsas expectativas; mantener informado de manera oportuna y veraz al cliente del estado del encargo; y, observar las instrucciones del cliente”, argumentó.

“Asimismo, en un escenario profesional donde las exigencias de responsabilidad social y ética son más críticas que nunca, los abogados enfrentan la tarea de equilibrar sus responsabilidades hacia sus clientes con el impacto social y ambiental de sus decisiones legales. La adopción de nuevas tecnologías, unido al compromiso férreo con los principios éticos son cruciales para superar los inconvenientes que la creciente transformación de la vida social nos presenta”, concluyó haciendo un llamado a reflexionar sobre estos desafíos. 

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